Vasos Vacíos

Mientras tomo café con Andre en el patio de Cabra Negra, llega este tipo, Arturo. Se presenta, saca unos vasitos con tapa blanca y nos suelta: “Vean, no vengo a pedirles dinero ni a vender postales; sinceramente, vengo a ofrecerles mis tristezas”.

Y nosotros: “Ehm… ¿ah?”.

Resulta que Arturo es publicista, actualmente está “entre trabajos”, está reuniendo plata para empezar terapia y según él, vender sus tristezas le parecía conceptualmente apropiado.

“Pruebe sin miedo, bro, o si quiere un miedo puedo pasar mañana a dejarle uno”, me dijo.

Andre me ve tipo “¡Este muchacho está en DROGAS!”. Obvio, yo tampoco le creo mucho a Arturo, pero su intención de querer arreglar su vida me parece genuina, así que le sigo la corriente.

Abro el primero y para mi sorpresa, ¡fua!, un gusto a tabaco súper amargo me llena la boca. Ese sabor me hace pensar en abandono. Sin que yo le haya compartido nada, Arturo me dice: “Esa tristeza la tengo desde que mi mejor amigo se desentendió de mí hace un par de años, en plena crisis”.

Con el mismo asombro, abro otro. Se siente casi sin sabor, pero con un toque ácido por ahí. Por alguna razón, me queda claro que se siente como estar dando vueltas sin rumbo, como una vida sin propósito. Arturo me dice: “Esta es la que más necesito atender, bro. Si se la deja, me ahorro tiempo y plata”.

Mientras pruebo las tristezas, Andre me ve incrédula. Leyéndole los ojos, para ella en mis manos solo hay vasos y vacío. Así que la siguiente la probamos juntos.

“Tiene un sabor agridulce” me dice impactada. Le respondo que sí, como un chocolate oscuro con un toque de sal. “Luto”, decimos juntos, ya más reflexivos que asombrados.

Aunque yo no necesitaba estas tristezas, le compro un par a Arturo para que arranque su terapia. Le pago, me deja los vasos y se va.

Entonces me dice Andre: “¡Qué loco! Realmente pensé que estaban vacíos”. Y la verdad, yo creo que sí lo están. Reconozco muy bien mis propias tristezas cuando las pruebo.

Anterior
Anterior

Una angustia en concreto

Siguiente
Siguiente

Prefiero quedarme